La cirugía de cálculos renales es un procedimiento médico utilizado para eliminar los cálculos o piedras que se forman en los riñones. Hay diferentes tipos de cirugías disponibles, como la litotricia, la ureteroscopia y la nefrolitotomía percutánea, dependiendo del tamaño y la ubicación de los cálculos.

La cirugía de cálculos renales se recomienda cuando los cálculos son demasiado grandes para pasar de forma natural, causan síntomas graves, bloquean el flujo de orina o causan infecciones recurrentes del tracto urinario. El urólogo determinará la necesidad de la cirugía en función de la evaluación de cada caso individual.

Al igual que cualquier procedimiento quirúrgico, existen riesgos asociados con la cirugía de cálculos renales. Estos pueden incluir infecciones, sangrado, lesiones en órganos cercanos, obstrucciones o estrechamiento del tracto urinario, y reacciones a la anestesia. Sin embargo, los riesgos varían según el tipo de cirugía y la condición del paciente.

El período de recuperación puede variar dependiendo del tipo de cirugía y la complejidad del caso. En general, se espera que los pacientes se recuperen en un período de una semana a varias semanas. Durante este tiempo, es posible que se necesite descanso, medicación para el dolor, seguimiento médico y seguimiento de las instrucciones de cuidado postoperatorio.

Después de la cirugía de cálculos renales, tu médico puede recomendarte medidas preventivas para reducir el riesgo de formación de nuevos cálculos. Estas medidas pueden incluir beber suficiente agua, seguir una dieta equilibrada, limitar la ingesta de alimentos ricos en oxalato, reducir el consumo de sal y evitar la deshidratación.