Una hernia abdominal es una protuberancia o abultamiento que se produce cuando un órgano o tejido se sale a través de un área debilitada de la pared abdominal.

La cirugía generalmente se recomienda cuando la hernia es sintomática, es decir, cuando causa dolor o malestar significativo. También se puede recomendar la cirugía si la hernia es grande, se ha vuelto estrangulada o encarcelada, o si hay un riesgo de complicaciones.

Existen varios enfoques quirúrgicos para reparar una hernia abdominal, incluyendo la reparación abierta, la reparación laparoscópica y la reparación robótica. El tipo de cirugía recomendado dependerá del tamaño y la ubicación de la hernia, así como de la evaluación del cirujano.

Como con cualquier procedimiento quirúrgico, existen riesgos asociados con la cirugía de hernia abdominal. Estos pueden incluir infección, sangrado, lesión de órganos cercanos, formación de coágulos sanguíneos, dolor crónico y recurrencia de la hernia. Sin embargo, la mayoría de las cirugías de hernia abdominal son exitosas y se llevan a cabo sin complicaciones.

La recuperación después de la cirugía de hernia abdominal varía según el tipo de procedimiento y la respuesta individual del paciente. Por lo general, se espera que los pacientes puedan reanudar sus actividades diarias normales dentro de unas semanas. Sin embargo, es importante seguir las instrucciones del cirujano y realizar un seguimiento adecuado para garantizar una recuperación exitosa.

Existe un pequeño riesgo de que se desarrolle una hernia recurrente después de la cirugía, especialmente si se sometió a una reparación abierta. Sin embargo, la tasa de recurrencia suele ser baja y varía según el tipo de hernia y el enfoque quirúrgico utilizado.