Una prótesis de cadera es un dispositivo médico diseñado para reemplazar una articulación de cadera dañada o desgastada. Consiste en una cabeza de metal que reemplaza la cabeza femoral y una copa de plástico o metal que reemplaza la cavidad acetabular.

Una prótesis de cadera se necesita cuando la articulación de la cadera se ha deteriorado debido a enfermedades como la artritis, lesiones graves, deformidades o necrosis avascular. Si el dolor y la falta de movilidad en la cadera interfieren con las actividades diarias, puede ser necesario considerar la cirugía de reemplazo de cadera.

La duración de una prótesis de cadera varía según diversos factores, como la edad del paciente, el nivel de actividad, la calidad del implante y el cuidado postoperatorio. En general, se espera que una prótesis de cadera dure entre 15 y 20 años. Sin embargo, es posible que sea necesario realizar una revisión o reemplazo de la prótesis en el futuro.

Si bien la cirugía de reemplazo de cadera es generalmente segura, como cualquier procedimiento quirúrgico, existen riesgos. Algunos posibles riesgos incluyen infección, coágulos sanguíneos, daño a los nervios o vasos sanguíneos, aflojamiento o desgaste de la prótesis, y reacciones adversas a la anestesia. Es importante discutir estos riesgos con tu médico antes de someterte a la cirugía.

La recuperación después de una cirugía de reemplazo de cadera puede variar según el paciente, pero en general, se necesita un período de rehabilitación de varias semanas. Durante este tiempo, se debe realizar terapia física para fortalecer los músculos, mejorar la movilidad y facilitar la recuperación. La mayoría de las personas pueden reanudar sus actividades diarias normales y participar en actividades físicas de bajo impacto después de unos meses.

Sí, muchas personas pueden retomar actividades deportivas después de una cirugía de reemplazo de cadera. Sin embargo, es importante consultar con tu médico antes de hacerlo.